La cuenta atrás climática entra en fase crítica
En noviembre se celebrará en Belém, en el corazón de la Amazonía brasileña, la COP30, la gran cumbre mundial del clima. Casi 200 países se reunirán para revisar los avances del Acuerdo de París, fijar nuevos compromisos de reducción de emisiones de cara a 2035 y reforzar los mecanismos de financiación climática. La cita llega después de que 2024 haya sido el año más cálido de la historia y con el umbral de seguridad climática a punto de superarse.
El agravamiento de la crisis climática ya convence, por desgracia, incluso a los más escépticos. Podrán negar o poner en duda sus causas, lo que es sumamente problemático, pero todo el mundo reconoce que el calor en verano es cada vez más inhumano y la violencia de los fenómenos meteorológicos cada vez más brutal.
Del 10 al 21 de noviembre se celebra la COP30, en Brasil, en la que los países invitados evaluarán el estado de los acuerdos y compromisos dirigidos a frenar el cambio climático. La situación es preocupante. El año 2024 se cerró como el más cálido jamás registrado, con una temperatura media global de 15,12 °C. Este valor supone un incremento de aproximadamente 1,5 °C respecto a los niveles preindustriales, el umbral fijado en el Acuerdo de París como límite crítico para evitar los efectos más peligrosos del cambio climático. Además, la concentración atmosférica de dióxido de carbono también marcó un nuevo récord, con una media de 422 partes por millón (ppm), lo que supone un aumento de más del 50 % respecto a los niveles de 1750. Se trata del nivel más alto en al menos tres millones de años, según datos de la NOAA y la Organización Meteorológica Mundial.
Los efectos del calentamiento son letales. Un estudio del año pasado liderado por la red internacional de científicos World Weather Attribution concluyó que el cambio climático intensificó los 10 eventos meteorológicos extremos más mortíferos registrados en el mundo en las dos últimas décadas, que se cobraron al menos 576.042 vidas. Así se explican las olas de calor persistentes, las inundaciones devastadoras como las provocadas por las DANA en el sudeste de España o en Europa Central, y huracanes de categoría 5 como Beryl, Helene y Milton, que impactaron gravemente en la costa este de Estados Unidos y en varios países de Centroamérica.
El último informe de Brecha de Emisiones de la ONU, de 2024, advierte que, si no se eleva de forma significativa la ambición climática en la próxima ronda de compromisos de reducción, la posibilidad de evitar que el calentamiento global supere los 1,5 °C se esfumará en pocos años. Según ese mismo informe, las emisiones globales deberían reducirse en un 42 % para 2030 (respecto a los niveles de 2019) y en un 57 % para 2035, si se quiere cumplir con dicho límite. Sin embargo, las políticas actuales están muy lejos de alcanzar esas metas.

Es cierto que cada vez se utilizan más energías renovables. Durante 2024, la generación eléctrica a partir de fuentes limpias volvió a batir récords a escala global, según datos del Global Electricity Review de Ember y del informe de la Agencia Internacional de Energía (AIE). En muchos países, las nuevas instalaciones renovables ya son más baratas que operar centrales térmicas de carbón o gas, lo que ha acelerado la transición energética incluso en ausencia de subsidios. A pesar de ello, el uso de combustibles fósiles continúa creciendo en muchas economías emergentes, especialmente en países como India, Indonesia y Filipinas.
Los ojos puestos en Brasil
La celebración de la COP30 en Belém, en el corazón de la Amazonía brasileña, tiene un peso simbólico. Este territorio contiene el 20 % del agua dulce mundial y un cuarto de la biodiversidad terrestre. Funciona además como un sumidero natural de carbono, absorbiendo millones de toneladas de CO₂ cada año, y regula patrones de lluvia esenciales no solo para Sudamérica, sino también para otras regiones del planeta. Esta zona está hoy seriamente amenazada por la deforestación, la minería ilegal, los incendios provocados, la expansión agrícola y los megaproyectos de infraestructura. En algunos puntos, los científicos advierten que podría estar cerca de un punto de no retorno, en el que dejaría de ser un bosque tropical y se transformaría en una sabana, liberando más carbono del que puede almacenar.
En este contexto, desde MAPFRE participaremos activamente en la conferencia como parte de nuestro compromiso ambiental y nuestro rol como actor clave en la gestión del riesgo climático. Uno de los momentos más destacados será la presentación del informe Cambio climático y sector asegurador, que elaboramos desde MAPFRE Economics, y en el que analizamos las pérdidas causadas por eventos climáticos extremos, las brechas de protección aseguradora, el papel del reaseguro y los mecanismos de protección como los bonos catastróficos.
Todo esto forma parte de nuestro Plan Corporativo de Sostenibilidad, que establece metas claras para avanzar en la descarbonización y en un modelo económico más sostenible y justo. Tal como detallamos en nuestro Informe de Sostenibilidad, avanzamos con paso firme en nuestros compromisos climáticos y de sostenibilidad. Al cierre de 2024, hemos logrado neutralizar nuestra huella de carbono en 10 países, con el objetivo de ampliar esa cifra a 15 entre 2024 y 2026. Actualmente, contamos con sedes en España, México, Italia, República Dominicana, Perú y Malta que ya operan con sistemas de autoconsumo energético mediante paneles solares.
En el ámbito financiero, el 90,2 % de nuestra cartera de inversión está calificada bajo criterios ESG (ambientales, sociales y de gobernanza), con el compromiso de alcanzar el 95 % en 2026. Además, al menos la mitad de los nuevos productos de ahorro e inversión serán sostenibles.
En términos operativos, hemos reducido un 25 % nuestra huella de carbono respecto a 2022 y mantenemos el objetivo de alcanzar una reducción del 30 % para 2030, con la meta final de lograr las cero emisiones netas en 2050. Actualmente, el 80,5 % del consumo eléctrico de MAPFRE proviene de fuentes de energía renovables.
Antonio Huertas, presidente de MAPFRE, ha subrayado que el «compromiso medioambiental es ir elevando la exigencia en sostenibilidad de una manera firme y progresiva, acompañando a la sociedad en una transición energética justa con fuerte vocación social». Este enfoque lo reflejaremos también en los encuentros que organizaremos con empleados, expertos y otros grupos de interés durante la COP.
Con nuestra participación en la COP30, reafirmamos nuestro compromiso de acompañar a empresas, personas y comunidades en un proceso de transformación climática que sea justo, viable y socialmente integrador. Porque el futuro será sostenible o no será.
ARTÍCULOS RELACIONADOS:



